Madrid, 17 de marzo del 2011.- La trascendental revolución de la comunicación entre los seres humanos, y entre los seres humanos y las empresas, ha puesto en duda el papel de los medios de comunicación tradicionales del siglo XX: Prensa escrita, radio y televisión. De hecho, los modelos de negocio de periódicos, revistas, cadenas de radio y televisión han entrado en declive debido al éxito de Internet, los dispositivos que aprovechan Internet (móviles, tabletas, portátiles) al igual que las herramientas 0 redes sociales.
La era digital ha transformado al pasivo consumidor en un actor protagonista generador de recomendaciones, opiniones, sugerencias….., pero nunca generación de información. Cada uno de nosotros tenemos una visión individual del mundo, basada en el acceso a nuestras fuentes de información. Y con ello, a través de nuestras redes, creamos nuestra propia verdad de lo que ocurre. Lógicamente, la verdad absoluta no existe. Podemos afirmar que existen tantas verdades como millones de seres humanos que habitan este planeta.
¡Amigo periodista, hazte un hueco¡
Usted y yo, tu y yo no emitimos información por estas razones:
- No tener acceso a fuentes de información públicas y privadas. Es decir, no hablamos con Ministros, embajadores, director generales, consejeros delegados, gerentes sindicales, partidos políticos,eclesiásticos, jueces, ingenieros, etc.
- No contrastamos. Es decir, a la hora de crear nuestra verdad se fundamenta sobre otras opiniones o sugerencias, extraídas de redes sociales, basadas a su vez, en otras opiniones o sugerencias. La veracidad de cada uno de nosotros depende de nosotros, no de ningún organismo oficial.
- Interés individual, frente al interés colectivo. La mayoría de nosotros, o el 100%, se preocupa en primer lugar por uno mísmo. Su trabajo, su familia, la comida diaria, el tiempo de ocio, los amigos, etc. Después vienen los intereses colectivos.
- Representatividad. Cada se representa así mismo. Teóricamente. Los que se autodenominan representativos de un colectivo, sin designación popular, votos, o cualquier otro sistema…..allá ellos.
La figura del periodista, y por extensión, los medios de comunicación tradicionales, la reivindico por estas razones:
- Sí tienen acceso a fuentes de información públicas y privadas. Un periodista recibe información directa de aquellas personas que dirigen instituciones públicas y privadas.
- Contrastan los datos. El mandamiento de un buen periodista es contratas sus informaciones en al menos dos fuentes de información diferentes. Tendríamos que definir fuente de información. La vecina que cuenta todos los detalles de un suceso no es una fuente de información. El departamento de estudios del BBVA es una fuente de información fiable y fidedigna. Por ejemplo.
- Interés colectivo. El periodista busca informaciones de interés general para todos los consumidores. Y lo hace para que el mayor número de personas lea, escuche o ve su información. Un periódico que se limitara a publicar noticias sólo interesantes para sus periodistas no vendería ejemplares y cerraría a las 24 horas.
- Representatividad. Un medio de comunicación es representativo, más que una sola persona. Es cierto que en el Siglo XX fueron el cuarto poder, y ahora están buscando su lugar en la era digital.
Particularmente, la revolución que estamos disfrutando en la comunicación, es apasionante, porque todo cambia cada segundo. Es evidente, que los medios de comunicación convencionales están sin un nuevo modelo de negocio que les introduzca en la era digital. No saben qué hacer, si cobrar los contenidos, no cobrarlos. El próximo 28 de marzo, el New York Times inicia su etapa de pago en sus contenidos digitales. Puede ser el inicio de la tranformación. Por su parte, las Cadenas de Radio se han encerrado en fórmulas decimonónicas, olvidándose de la actualidad y basando su estrategia en aburridas tertulias sin expertos. Hace unos años, ante cualquier suceso grave se escucha la Radio. Hoy lo primero que debes mirar es Twitter o Facebook. Y las cadenas de televisión generalistas saben que van a morir. Por esta razón, han evolucionado del formato analógico al digital, para impulsar los canales temáticos. Lo que ocurre es que el consumidor no quiere una programación impuesta. El consumidor quiere el contenido televisivo a su antojo y a cualquier hora.
Volvamos al periodista. O mejor dicho a las empresas periodísticas. Deberían olvidarse de sus estructuras históricas y encontrar un modelo de negocio que sea rentable para ellos y para los consumidores de hoy. Y este cambio debe ser urgente, porque en la era digital nadie espera a nadie.
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