
El grado de compatibilidad de la mentira con un periodista es cero. Y por extensión, de cualquier persona con responsabilidades. Recuerdo el dicho: “Periodismo es publicar lo que alguien no quiere que publiques”. Y lamentablemente no es la primera vez que ha ocurrido comportamientos similares. El New York Times tuvo que pedir disculpas por una serie de reportajes que uno de sus redactores se había inventado, desde el titular hasta el punto final.
¿Pensaba Brian Williams que su mentira sería tapada eternamente?. ¿Si vuelve a su puesto como presentador estrella de la NBC registrará los mismos niveles de audiencia, tendrá la misma credibilidad?. Es evidente que no somos robots (aún) y que todos nos equivocamos todos los días. En el caso de un profesional de la información hay dos cautelas:
1.- La honradez y humildad propia para apostar siempre por la verdad que ven tus ojos y escuchan tus oídos.
2.- Los controles necesarios de los compañeros y jefes de cada periodista para detectar y cortar de raíz cualquier atisbo de mentira en una información.